Tienes un hijo discapacitado, dos trabajos mal pagados que te ocupan media vida, tu compañero de estudios se quedó con tu idea y se forra con ello y encima te diagnostican un cáncer de pulmón mortal. No tienes dinero para hacer frente al costoso tratamiento, que como eres estadounidense de clase media, no cubre tu seguro.
Esta es la vida del protagonista de una de las series que más conectan con el público desde su capítulo piloto. Breaking Bad aglutina todo lo necesario para tener éxito: un guión trabajado, unos personajes asimétricos y una fuerza expresiva y visual que genera una atmósfera insuperable.
El protagonista, profesor de química en un instituto, decide que no puede hipotecar a su familia para el resto de su vida tratando de postergar una muerte anunciada. Pero ama a su mujer, y a su hijo y quiere vivir. Siempre ha sido un perdedor, el chico feúcho de la clase, el empollón al que se le daban bien las ciencias. Un buen día su cuñado, agente de la Dea, le muestra su último éxito: una incautación de varios kilos de metanfetamina. ¿Cuánto podría suponer esa sustancia en la calles pregunta nuestro protagonista? 700.000 dólares responde el confiado agente de la agencia norteamericana de drogas.
El destino es caprichoso y topa en su vida un tipo que le suena, pero ¿de qué? Ah sí es un antiguo alumno, de esos que interrumpían las clases, dedicaban sus esfuerzos a amargar al desdichado maestro y no obtuvo el graduado. Pero se licenció en el tráfico de estupefacientes. Ahí comienza su tortuosa relación. Unen esfuerzos, se asocian y deciden unir la sabiduría de los elementos del uno y la distribución de sustancias ilegales del otro. Y claro para meterte en el negocio de la metanfetafina, hazlo a lo grande.
Resulta que para nuestro pacífico hombre del cáncer no resulta nada difícil aplicar unas cuantas lecciones de química básica a la producción a gran escala de drogas de diseño. En dos sesiones, algo accidentadas (cómo no), fabrica cristal con una pureza del 99%. Nada de la mierda que se vende en las calles. Ahí está su dinero y ahí está su futuro y el de su familia.
Como pasa con la magnífica Weeds, que pronto estrenará su quinta temporada, esta es una seria en la que nos fijamos por el reclamo de las drogas y el hampa, un mundo sin duda fascinante y atractivo. Pero insisto, como en Weeds, esto pasa a un segundo plano y queda como una mera anécdota que enriquece la serie. Pero es que Braking Bad seguiría teniendo calidad para mantener un hilo argumental que enganche desde el primer minuto, que pase a entrar en el club de las elegidas.
Esta es la vida del protagonista de una de las series que más conectan con el público desde su capítulo piloto. Breaking Bad aglutina todo lo necesario para tener éxito: un guión trabajado, unos personajes asimétricos y una fuerza expresiva y visual que genera una atmósfera insuperable.
El protagonista, profesor de química en un instituto, decide que no puede hipotecar a su familia para el resto de su vida tratando de postergar una muerte anunciada. Pero ama a su mujer, y a su hijo y quiere vivir. Siempre ha sido un perdedor, el chico feúcho de la clase, el empollón al que se le daban bien las ciencias. Un buen día su cuñado, agente de la Dea, le muestra su último éxito: una incautación de varios kilos de metanfetamina. ¿Cuánto podría suponer esa sustancia en la calles pregunta nuestro protagonista? 700.000 dólares responde el confiado agente de la agencia norteamericana de drogas.
El destino es caprichoso y topa en su vida un tipo que le suena, pero ¿de qué? Ah sí es un antiguo alumno, de esos que interrumpían las clases, dedicaban sus esfuerzos a amargar al desdichado maestro y no obtuvo el graduado. Pero se licenció en el tráfico de estupefacientes. Ahí comienza su tortuosa relación. Unen esfuerzos, se asocian y deciden unir la sabiduría de los elementos del uno y la distribución de sustancias ilegales del otro. Y claro para meterte en el negocio de la metanfetafina, hazlo a lo grande.
Resulta que para nuestro pacífico hombre del cáncer no resulta nada difícil aplicar unas cuantas lecciones de química básica a la producción a gran escala de drogas de diseño. En dos sesiones, algo accidentadas (cómo no), fabrica cristal con una pureza del 99%. Nada de la mierda que se vende en las calles. Ahí está su dinero y ahí está su futuro y el de su familia.
Como pasa con la magnífica Weeds, que pronto estrenará su quinta temporada, esta es una seria en la que nos fijamos por el reclamo de las drogas y el hampa, un mundo sin duda fascinante y atractivo. Pero insisto, como en Weeds, esto pasa a un segundo plano y queda como una mera anécdota que enriquece la serie. Pero es que Braking Bad seguiría teniendo calidad para mantener un hilo argumental que enganche desde el primer minuto, que pase a entrar en el club de las elegidas.
4 comentarios:
Tiene buena pinta. Gracias por la recomendación.
¿Te metiste un boli por el culo mientras escribías esto...?
Joder cómo estamos alabanzas y cera de la buena. siempre me ha gustado la polémica y la confrontación, pero este no es el clásico texto hiriente que escribo habitualmente, no sé pq levanta ampollas pero anónimo 2 gracias por tu comentario.
Por cierto muérete.
jejeje veo que mis recomendaciones de series siguen sentando cátedra... esta noche se caga la perra, tordable!
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